Seguro que más de una seguidora tiene en su casa, además del móvil, del MP3 y del ordenador, otro electrodoméstico no menos importante para ella. Me refiero al vibrador (no lo neguéis, picaronas, que sé que alguna tiene incluso más de uno, jejeje).
Pero... ¿Alguna de vosotras conoce la historia de este invento? ¿No?, pues hoy es vuestro tercer día de suerte, porque el tío Kukufate os la va a contar (el primero fue cuando lo comprasteis y el segundo cuando descubristeis las pilas recargables, jejeje).
Empecemos por los antecedentes de este maravilloso invento:
La prehistoria, los primeros consoladoresHace un par de años, científicos alemanes de la universidad de Tubinga descubrieron lo que, hasta ahora, puede considerarse el consolador más antiguo de la historia. Se trata de un falo de unos veinte centímetros de largo por tres de ancho, esculpido en légamo o piedra cenagosa y perfectamente pulido. Su creación −según los expertos− data de hace unos 28 mil años.
He aquí una foto del juguetito de Wilma Picapiedra La pieza fue descubierta por un equipo de la Universidad en la cueva Hohle Fels, cerca de Suabia. El hallazgo fue paulatino y la última pieza rescatada ha hecho posible su reconstrucción a partir de los catorce fragmentos que la forman.
Posteriormente en la Antigua Grecia, las mujeres solteras usaban el "olisbos", un sustituto del pene hecho de madera lubricado con aceite de oliva. En Oriente Medio, usaban falos fabricados con boñiga seca de camello recubierta por una resina, mientras que en algunas culturas precolombinas se valían de un hongo oriundo de Cuzco, cuya forma era similar a la de un falo.
Ejemplo de "Olisbos" Del s.XV d. C hay manuscritos chinos que describen las bolas vaginales con las que se efectuaban movimientos en el interior de la vagina produciendo estimulación sexual y ejercitando la musculatura pélvica para así producir más placer durante el acto.
Las famosas "Bolas Chinas" En occidente, en los siglos venideros desde el siglo I a. C. al XVIII todos o gran parte de los registros escritos de que se disponen tachaban de inmoral y pernicioso todo aquello referente a la masturbación siendo unos pecadores todos aquellos que la practicaran, lo que no significa que dejaran de hacerlo, incluso dentro de los conventos (o al menos eso dicen los escritos).
Karlheinz Deschener es un historiador y crítico alemán nacido en 1924. En su obra "Opus Diaboli" (Catorce ensayos irreconcilliables sobre el trabajo de la viña del señor) el autor dice:
"A falta de hombres y no permitiéndoles a las monjas ni siquiera un padre confesor, estas tenían que conformarse a menudo con niños, cuadrúpedos o aparatos completamente inanimados pero causantes de placer, de factura muy primitiva, a veces, pero también falos artificiales con sus bolsas testiculares llenas de leche que, simulando una eyaculación, derramaban en el momento de máxima tensión, fría o caliente, en la vagina más o menos virginal. No sin razón llamaban en Francia "Bijoux de religieuse" (Joya de religiosa) a estos substitutivos."
Por supuesto, las clases mas humildes que no tenían acceso a "Bolas" u "Olisbos", no dejaban por ello de disfrutar, ya que utilizaban como substitutos lo que tenían mas a mano: Cirios y velas, maderas talladas, hortalizas diversas, etc.
Edad moderna, El VibradorEl consolador moderno o vibrador, no aparece sino hasta que el uso de la electricidad se extendió a finales del siglo XIX. Curiosamente, su aparición original fue como instrumento médico, el cual se usó por casi 30 años. Los vibradores se usaron en la década de 1890 como cura de una epidemia llamada "histeria femenina" entre las mujeres occidentales. Aunque el masaje de vulva se había utilizado como terapia contra dicha histeria desde los tiempos de Hipócrates, durante milenios las mujeres habían tenido que conformarse con los dedos masculinos para “consolarse”. Sí, masculinos, porque hasta tiempos muy recientes, la autoestimulación femenina estaba muy mal vista y se reprimía física y psíquicamente. Como dijo Avicenna, otro de los fundadores de la medicina moderna, “las mujeres con histeria no deben tocarse: ese es un trabajo para los maridos y los doctores”.En la primera mitad del siglo XIX, el masaje de clítoris seguía considerándose el único tratamiento eficaz contra la histeria. La mayor parte de los médicos creía que el 75% de las mujeres sufría histeria crónica y, en una cultura que limitaba el sexo a la penetración, los padres y los maridos llevaban a sus damas al médico para que éste les diera un buen masaje de clítoris… y se quedaban tan anchos. Pero hasta los doctores más mujeriegos estaban hartos de “darle al botón” durante horas, días y años, así que inventaron la hidroterapia íntima, es decir, estimular el sexo femenino con un potente chorro de agua procedente de una gran manguera. El método se puso en marcha en 1860 en numerosos balnearios y fue un éxito (un orgasmo en unos cuatro o cinco minutos), aunque era un sistema caro y poco práctico. Hacía falta algo más manejable y económico.
Hidroterapia Intima Bautizado con el explícito nombre de "Manipulator", el primer Vibrador se fabricó en Inglaterra a mediados de 1870. Era, básicamente, una tosca mesa de madera con un agujero en medio para encajar la pelvis femenina, a la que se aplicaba una esfera vibrante conectada a una máquina de vapor. Pero, aunque funcionaba, seguía siendo un aparato costoso y engorroso. También se desarrollaron sillas especiales para masajes pélvicos.
El Manipulator Silla para masajes pélvicos. En la década de 1880, un médico inglés llamado Joseph Mortimer Granville desarrolló el primer vibrador con forma fálica, una máquina de efectos milagrosos, cuyo único problema era su tamaño industrial, ya que funcionaba a vapor. La paciente se tumbaba en un diván y el doctor le aplicaba el vibrador electromecánico en la entrepierna, consiguiendo un orgasmo en unos 10 minutos, más o menos.
El trasto en cuestión La empresa Weiss no tardó en fabricar en serie estos instrumentos, reduciendo su tamaño y modificando sus "tripas" para ponerlos en marcha mediante baterías, pedales, manivelas y, finalmente, corriente eléctrica. La vibración, que iba de 1.000 a 7.000 pulsaciones por minuto, “curaba” hasta a las "histéricas" más recalcitrantes. Los aparatos se fabricaban en serie y se vendían como churros a través de revistas o por prescripción médica.
Con el cambio de siglo, las nuevas necesidades, unidas a la invención del motor eléctrico de pequeño tamaño, propiciaron la aparición del primer vibrador doméstico, que fue patentado en 1902 por la empresa estadounidense Hamilton Beach of Racine. De esta forma, el vibrador vaginal se convirtió en el quinto gadget eléctrico en invadir los hogares, justo después de la maquina de coser y mucho antes que, por ejemplo, la plancha eléctrica. Además venia en un estuche lujoso y con accesorios incluidos.
El vibrador de Hamilton Poco a poco, los vibradores se fueron haciendo más asequibles y empezaron a ser comprados por particulares para tratar problemas de "histeria" especialmente persistentes. Modelos como el Miracle Ball-Grip Massager o el Gyro-Lator se hicieron muy célebres e incluso se publicitaron en periódicos con frases como “La vibración que proporciona vida, vigor, fuerza y belleza” o “Instrumentos para la tensión y la ansiedad femenina”.
En 1917, en los hogares norteamericanos había más vibradores que tostadoras; aunque desaparecieron de las consultas de los médicos, seguían considerándose aparatos clínicos para proporcionar relax a las mujeres más inquietas. En la primera mitad del siglo XX, el mercado de este tipo de artefactos estaba en alza, y docenas de prototipos fueron patentados.A partir de los años 20, con la aparición de las primeras películas pornográficas (stag reels), los vibradores empezaron a perder su buena fama.Estas cintas hicieron que los vibradores dejaran de verse como instrumentos clínicos para, poco a poco, ir adquiriendo connotaciones negativas y considerarse como diabólicos juguetes fálicos para saciar la lujuria femenina.
Fotograma de la primera película porno en la que sale un vibrador
La mala prensa del vibrador se acentuó a partir de 1952: la Asociación Americana de Psiquiatría decidió que la histeria femenina no era más que un mito y que la terapia vibradora era, simple y llanamente, una sesión de masturbación. Aún así, el consolador se siguió vendiendo como “tecnología camuflada”, con imaginativos diseños de las más variopintas formas y colores. Los catálogos de venta por correo y las revistas femeninas anunciaban consoladores disfrazándolos de aspiradoras, rizadores de pelo, máquinas contra la jaqueca, masajeadores de cuello o limpiadores de uñas, entre otras cosas. Vamos, que no era raro que en una reunión de Tupperware organizada por amas de casa sacaran, de pronto, un vibrador. Como una evolución radical de dichas reuniones, en 1973, en plena explosión del feminismo, la sexóloga Betty Dodson empezó a dirigir sesiones masturbatorias en grupo para mujeres, divulgando la utilización sexual del Hitachi Magic Wand, un masajeador corporal con forma de gran micrófono que, según ella, era capaz de espabilar hasta el clítoris más atrofiado. Ese mismo año, Eve’s Garden, un sex shop sólo para mujeres, se inauguró en Nueva York. Cinco años después, Good Vibrations de San Francisco fue la segunda tienda erótica femenina de América.
En 1981, Jacqueline Gold, del sex shop Ann Summers, hizo una reunión femenina en una casa para vender y demostrar el funcionamiento de vibradores. Era la explosión de un gran negocio orientado al placer femenino.
Betty Dobson con su Hitachi magic wand
En pleno siglo XXI, el vibrador es algo socialmente aceptado, un complemento del sexo solitario o en pareja que aparece en la prensa de tendencias y se vende en boutiques eróticas "mixtas" y que todo tipo de mujeres atesoran en sus mesillas o conectan a sus iPod, para alcanzar el clímax a ritmo de sus canciones favoritas. Incluso los hay realizados a partir de moldes de los miembros de actores porno como Rocco Sifreddi, o el español Nacho Vidal.
Ni las celebrities ocultan hoy su afición a las "buenas vibraciones": desde Angelina Jolie y su tampón vibrante con mando a distancia hasta Victoria Beckham y su vibrador de platino y diamantes valorado en dos millones de dólares. Eso por no hablar del Rabbit, el archifamoso vibrador con estimulador de clítoris popularizado por las protagonistas de Sexo en Nueva York.
OhMyBot, vibrador conectable al Ipod Rabbit, el vibrador mas vendido del mundo
Bueno, queridas mías. Esta ha sido la historia de ese humilde juguete que muchas de vosotras poseéis y difrutais. Espero que esta entrada, que os dedico especialmente a vosotras con todo mi cariño, haya sido de vuestro agrado y que no os haya aburrido la extensión de la misma.